casi lo lograba.
Me acordé de esa vida,
de la alegría, de la plenitud.
Reviví la emoción,
de aquel encuentro de dos almas,
dos almas perdidas,
reencontradas en vida una vez más.
Me sobran las razones para querer olvidar.
Anduve persiguiendo mucho tiempo,
algo que se fue corriendo
sin haberme darme cuenta.
Perdiendo vida en conseguirlo,
alimentando mi egocentrismo,
solo conseguí alejarlo más.
Nadie aprende a quien amar.
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